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Ronqueo del atún

Dentro de las actividades que un viajero debe hacer es, por supuesto, aprender de la gastronomía local. En este sentido, tomar "pescaito" en Cádiz, en uno de sus muchos pueblos de costa, es una obligación y, al mismo tiempo, un verdadero lujo. 

De entre los muchos lugares para degustar de estos manjares, os recomendamos la playa de El Palmar en Vejer Costa, muy cerca de Conil de la Frontera. Una de las mejores zonas de playas vírgenes de este lugar al sur de España con kilómetros interminable de arena blanca y fina.

En esta playa, bordeada por puestos playeros y escuelas de surf y windsurf, se encuentran dos lugares para comer: Casa Francisco y Casa Alferez. Ambos de cocina cuidada y un remanso de sombra en las tardes calurosas de esta zona. Y de entre todos los pescados que se ofrecen, no dejéis de probar el atún rojo salvaje de almadraba en una de sus múltiples piezas en que se corta en el "ronqueo".


El ronqueo del atún se llama así por el ruido que hace el cuchillo al entrar en contacto con la piel y la carne del animal. Asistir al despiece de un gigantesco atún de Almadraba es un espectáculo que tiene algo de hipnótico: el color de la carne del pez, rojo como si se tratara de una res; el arte coreografiado de los "ronqueadores" de estas tierras entre los que los más famosos son los del pueblo gaditano de Barbate... En este pueblo además podréis visitar el "Museo del Atún". 

Todo un espectáculo que es prólogo del otro espectáculo que luego comienza en la mesa, cuando empiezan a llegar las piezas cocinadas. 

Os recomendamos Solomillo, Lomo y Tarantelo.

Saint-Émilion: Un bonito pueblo y un buen vino



Llegar a este pueblo medieval es atravesar algunos de los más reputados viñedos de Bordeaux por no decir de Francia.

Dejar el coche en el aparcamiento habilitado a lo largo de la carretera de acceso al pueblo y recorrer a pie hasta su entrada es una primera oportunidad para observar las vides y su colocación bien enmarcadas por las guías de alambre. Pero también para observar la torre de la fortaleza y la de la iglesia, ambas dominando el pueblito de calles empinadas y empedradas, donde la oferta de tiendas para turistas en un sitio tan reducido es muy importante: restaurantes, pastelerías,  jabones, artesanía de cristal y cuadros. Y por supuesto, de vinos. Muchas vinotecas.
Subiendo hasta la plaza junto a la torre de la iglesia hay una vista magnífica.


Y hablando de vino, hemos aprendido que la clasificación de los vinos es aquí totalmente diferente a la regulación en España. Aquí no hay vino crianza y reserva. Aquí el normal es Saint-Émilion a secas. Luego una clasificación decidida cada 10 años y que mediante una cata a ciegas valora los chateaus y sus vinos en "Former CRUs classes", "Grand CRUs Classes", "Premiers grands crus classés B" y el top "Premiers grands crus classés A". Estos son los que de manera consistente son Premier cada 10 años. Y por tanto pueden cambiar cada 10 años. Por contra, los vinos de Medoc tienen clasificacion fija controlada. 

En ambos casos se recomienda decantar el vino una hora y puede envejever en botella hasta veinte años.

Datos de interés:
Para llegar, os recomendamos la ruta de viñedos desde LIbourne y Bordeaux.
Aparcamiento gratuito en el pueblo (arriba junto a los restos de muralla) o de pago (2€) a la entrada. Suele estar bastante lleno de turistas, por lo que aparcar es dificil.
Museo del vino en la parte alta del pueblo.

Duna de Pilat: Un pedazo de desierto en plena costa de Francia


Cuando subes por la empinada escalera de 154 escalones que han puesto para facilitar la subida a esta duna es dificil imaginar la belleza que vamos a contemplar: La duna gigante más grande de Europa, de 2,7 kilómetros de largo, 500 metros de ancho y casi 110 metros de altura, rodeada de un mar de pinos junto a la costa atlántica de Francia justo a la entrada de la bahía de Arcachon. Frente a la duna, en el mar, su gemelo banco de arena se adivina entre las aguas. Si tenéis suerte con el tiempo, disfrutad de una puesta de sol desde lo alto cuando los visitantes casi se han marchado.
Arriba de la duna nos parecía volver a estar en lo alto de las Dunas de Merzouga en el desierto de Marruecos. Es verdad que allí el color es naranja y aquí blanco pero la sensacion de estar rodeado de arena es impresionante.


Como dato curioso del crecimiento de esta duna deciros que en 1885 su altura era de tan sólo 35 metros. No es dificil imaginar pues que en su avance está tapando fortificaciones de la Segunda Guerra Mundial, alguna casa y, claro, muchos pinos. Esta declarada "Grand Site National" desde 1978.

Y no os dejeis intimidar por las tiendas de souvenirs y comida que han colocado justo al salir del aparcamiento. Subir esta duna merece la pena

Datos de interés:
Llegar es sencillo desde Bordeaux por autovia a 70 kms (40 minutos). Muy bien indicado. El parking es gratuito los 30 primeros minutos y luego 4€ para 4 horas. Seguid de frente. La entrada es gratuita. 


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